Europa y el Mediterráneo
Armenia Menor
RAMON LLULL EN ARMENIA MENOR
En 1301 Ramon Llull desembarcó en el golfo de Iskenderum, en las costas del Mediterráneo oriental, uno de los lugares más lejanos a los que viajó. Pasó antes por la cercana isla de Chipre, donde se entrevistó con el Gran Maestro del Templo, Jacques de Molay. El Maestro le concedió un salvoconducto para visitar, no sólo al rey de Armenia Menor, aliado de los templarios, sino también al sultán de Babilonia y al rey de Siria.
En Ayas, entonces la capital de Armenia Menor, escribió el libro Què deu hom creure de Déu (‘Lo que ha de creer el hombre de Dios’) y recogió información para redactar su obra De convenientia fidei et intellectus. En 1302 abandonó Armenia Menor, quizás para dirigirse a Jerusalén. En cualquier caso el que probablemente fue el único viaje asiático de su vida finalizó en Génova.
ARMENIA MENOR, ENTONCES Y AHORA
Armenia Menor (que actualmente pertenece a Turquía) se encuentra muy lejos de las fronteras del actual estado de Armenia, situadas mucho más al noreste. Se trata de un gran territorio que llega hasta el río Éufrates. Había sido provincia romana en tiempos del emperador Vespasiano. El reino medieval de Armenia Menor (conocido también como Pequeña Armenia o Reino de Cilicia) fue fundado en la costa mediterránea de Asia Menor a finales del siglo XI por refugiados armenios (cristianos ortodoxos) de tierra adentro. Este territorio tuvo un papel destacado por su apoyo a las cruzadas.
La ciudad de Ayas, capital medieval de Armenia Menor, era conocida entonces como Lajazzo (o Ajazzo); en la Antigüedad su nombre había sido Aegea. Era el principal punto de paso del comercio entre el Mediterráneo y Persia e incluso Asia central y la China. Genoveses y venecianos disponían allí de franquicias aduaneras, almacenes y depósitos. Los productos más transportados hacia Europa eran especias, piedras preciosas, seda y alfombras; en sentido contrario se comerciaba con aceite, vino y paños. Marco Polo visitó la ciudad en 1271. En 1294 genoveses y venecianos libraron allí una batalla naval por el control de un puerto que, con el paso de los siglos, se iría llenando de sedimentos fluviales hasta quedar convertido en una marisma.