Cambio radical
A los treinta años de edad tuvo, en pocos días, cinco visiones consecutivas de Cristo crucificado que le causaron un profundo impacto. Fue entonces cuando decidió realizar un cambio radical. En 1262 abandonó la vida mundana y a su familia para dedicarse con entusiasmo al estudio, la espiritualidad y la predicación.
Se marcó tres objetivos: convertir a los «infieles», escribir libros y conseguir el apoyo de papas y reyes. En 1265, después de una peregrinación al santuario de Rocamadour (Francia) y a Santiago de Compostela, comenzó para él un período de formación intelectual y lingüística en Mallorca que duró nueve años (hasta 1274). El deseo de convencer a los que él llamaba infieles le impulsó a aprender árabe, lengua que le enseñó un esclavo sarraceno que acabó suicidándose.