Europa y el Mediterráneo
Mesina
RAMON LLULL EN MESINA
En mayo de 1313 un octogenario Ramon Llull se embarcó desde Mallorca hacia Mesina (Sicilia). Visitó a Federico II, rey de la isla, al cual le había dedicado el libro De novo modo demostrandi. El rey Federico, hermano del rey de Aragón y cuñado de los de Mallorca y de Nápoles, era visto por los espiritualistas franciscanos (con Arnau de Vilanova a la cabeza) como un líder soñador proclive a las aventuras de conquista espiritual allende los mares. Llull permaneció un año en Mesina (hasta mayo de 1314), en cuya corte real se respiraba un ambiente culto, teológico y místico. Sin embargo, la ayuda tangible que recibió del rey de Sicilia para sus propósitos misionales fue más bien escasa. A pesar de su avanzada edad Llull vivió en Mesina un período de intenso trabajo durante el cual se empeñó en predicar a los judíos de la ciudad. Allí escribió nada menos que treinta y ocho obras, entre ellas Llibre de consolació d’ermità, y también preparó la que sería su última misión en tierras africanas.
MESINA, ENTONCES Y AHORA
Mesina, también denominada «la puerta de Sicilia», es la capital de la isla. Está situada junto al estrecho del mismo nombre que la separa de la península itálica. En el año 468 los vándalos arrebataron la ciudad a los romanos. Posteriormente fue conquistada por los ostrogodos, Belisario, los árabes (842) y los normandos (1060). En el alzamiento de las Vísperas Sicilianas (1282) la ciudad cayó en manos de Pedro II de Cataluña y Aragón. Fue, juntamente con Palermo, el centro principal de la administración catalana en el Reino de Sicilia, que comprendía la mayor parte del sur de Italia. En aquel período el puerto de Mesina, capaz de albergar seiscientos barcos, vivió un período de gran prosperidad.
En Mesina se conservan algunas necrópolis romanas así como diversos templos cristianos: entre ellos la catedral o duomo de Santa Maria Assunta (bizantina, reconstruida en el siglo XII) y la iglesia de l’Annunziata dei Catalani (siglo XII), edificada sobre un templo de Neptuno. La mayoría de los monumentos de Mesina tuvieron que ser reconstruidos después de los terremotos de 1783 y de 1908 (seguido éste de un devastador tsunami que destruyó la ciudad casi por completo), y de los bombardeos de 1943.